Es normal que ante la pérdida de un ser querido la persona sienta una gran variedad de sentimientos, emociones y reacciones físicas. Es legítimo sentirse así.
Cada uno de nosotros siente la pérdida según múltiples factores: el grado de relación con el fallecido, la personalidad del familiar, el tipo de muerte –súbita, prevista-, los apoyos a nuestro alcance, etc.
Como parte de la reacción de pérdida, algunas personas afligidas presentan síntomas característicos de una depresión, con sentimientos de tristeza, insomnio, pérdida de apetito, etc.
A pesar de las particularidades de cada uno, emergen sentimientos, pensamientos y acciones comunes a todos aquellos que se encuentran en una situación de duelo, pudiendo hablar de Fases del Duelo, entendiendo que pueden presentarse simultáneamente o predominar una sobre otra a lo largo de todo el proceso.
Fases del Duelo
Inicialmente se presenta un estado de Shock, apareciendo sentimientos de incredulidad, impacto, angustia, repetición mental de los eventos que condujeron a la muerte, etc. En una segunda fase aparece la aceptación creciente de la pérdida, donde las reacciones previas son menos intensas y se comienza a aceptar el cambio. Persiste el nerviosismo por la separación del ser querido, culpa, ira, dolor, llanto, invasión de recuerdos. En una tercera fase aparece el aislamiento, con sentimientos de impotencia, fatiga física y emocional. En una cuarta fase se acepta la pérdida, adaptando su conducta a la nueva realidad, permitiendo llevar a cabo nuevas actividades. Se abandonan roles anteriores, se busca reconstruir un modo de vida, aumentando la energía física y emocional.
Cuando la persona ha realizado los cambios necesarios en su vida y ha recuperado un sentido positivo de sí mismo, se acerca a la fase final del duelo, donde la recuperación es posible.
¿Me pueden ayudar a recuperarme del duelo?
En una situación de duelo es bueno permitir que expresen sus sentimientos, el llanto, etc… facilitando el deshago emocional y respetando silencios. La familia es un elemento importante para la recuperación del duelo, facilitado cuando la comunicación es eficaz.
La elaboración del duelo requiere tiempo, es bueno permitir que la persona comparta sus recuerdos, fotos, anécdotas, etc, que disponga de tiempo para reflexionar y sobrellevar todo el proceso.
A los niños también hay que ayudarles a enfrentar la pérdida de un ser querido. Hay que ser honesto con ellos, no apartarles de la realidad que se está viviendo. Es bueno hablarles del ser querido fallecido con naturalidad, con palabras sencillas y sinceras. Podemos utilizar metáforas con personajes de cuentos conocidos. Les animaremos a expresar sus sentimientos y a que no se escondan para llorar. Nos mantendremos física y emocionalmente cerca. Facilitaremos la expresión de la pérdida animando a que escriban una carta, un cuento o un diario, a que dibujen libremente lo que están sintiendo, etc.
La duración y la expresión del duelo varían según el contexto cultural, cuando la intensidad o duración es mayor a lo esperado, apareciendo además un alto sentimiento de culpa, pensamientos de muerte personal más que voluntad de vivir, gran sentimiento de inutilidad, enlentecimiento psicomotor acusado con deterioro funcional. A veces se acompañan de experiencias alucinatorias mantenidas en relación a escuchar la voz del fallecido o ver su imagen, se hace necesario buscar la ayuda de un profesional en psicología.
¡La recuperación es posible. En Psicoafirma podemos ayudarte a sentirte mejor.!
Nuestro equipo de psicólogos y psiquiatras te ayudan a:
- Establecer una Relación Terapéutica de Ayuda, favoreciendo un clima de colaboración y de entendimiento, facilitando la expresión de emociones.
- Evaluar la Sintomatología del duelo que la persona sufre, de una manera amplia, con un análisis profundo de las áreas afectadas, favoreciendo la adaptación a la nueva situación de pérdida.
- Ayudar a reducir los síntomas de malestar, ansiedad y culpa que la pérdida ha podido generar.
- Ayudar a enfrentar la situación de pérdida a los niños y adultos que han sufrido el fallecimiento de un ser querido.
- Prevenir la cronicidad de la sintomatología, ayudando a la recuperación de actividad y al resurgimiento de un sentimiento positivo de uno mismo.
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