Al igual que los adultos, tanto los niños como los adolescentes pueden presentar problemas en el estado de ánimo, presentado sintomatología que genera malestar y altera el desarrollo de la vida cotidiana.
En el niño existe una multiplicidad y variedad de síntomas indicadores de una depresión, como son: el humor disfórico, la autodepreciación, agitación, trastornos del sueño, modificaciones en el rendimiento escolar, retraimiento social, malestar somático, pérdida de la energía habitual y/o modificación del apetito. Lo más frecuente es la agitación, sobre todo cuando tienen que realizar tareas, “no puede estar quieto”, “se enfada por todo”, señalan los padres. Alternándose con momentos de ensimismamiento o desinterés.
Los episodios depresivos aparecen a veces en el transcurso de un acontecimiento que tiene valor de pérdida o de duelo –separación de padres, muerte de un abuelo, etc-, o de acontecimientos de nimio valor para el adulto, como una mudanza, muerte de un animal doméstico, etc, observándose modificaciones en el comportamiento del niño.
Durante una depresión son habituales expresiones de “no sé”, “no llego”, “no puedo” o comentarios negativos, “no está bien”, “no es bonito”.
Además del episodio depresivo, algunos niños presentan una sintomatología psicológica más pobre o más confusa, pero sobre todo más duradera, fácilmente ignorada o negada por los padres, configurándose como una enfermedad depresiva. Cobrando protagonismo las manifestaciones de agitación, inestabilidad o irritabilidad, afectando de manera importante al rendimiento escolar.
La apariencia física puede verse afectada, percibiéndose una actitud de dejadez y un aspecto de abandono, como si el niño fuera incapaz de valorar positivamente su existencia y/o apariencia.
¿Cómo identificar una depresión?
Es importante evaluar la sintomatología de la depresión, observar la conjunción de síntomas de la enfermedad depresiva, su permanencia en el tiempo y las modificaciones en su trayectoria conductual del niño, para poder realizar un buen diagnóstico diferencial de la depresión.
Cuanto más pequeño es el niño, más se sitúa la sintomatología de la depresión en el ámbito de las conductas psicosomáticas, como la anorexia y trastornos del sueño principalmente o diarreas, eccemas o asma secundariamente. Entre los 3 y los 6 años, ocupan el primer plano el aislamiento, retraimiento, junto con la agresión, inestabilidad y agitación, alterándose las adquisiciones sociales propias de la edad como el juego compartido o la autonomía en los hábitos higiénicos.
En el adolescente la depresión es muy frecuente, estrechamente vinculada a las modificaciones psicoafectivas propias de esta edad. Las chicas pueden manifestar su malestar por medio de preocupaciones sobre la imagen corporal. Los chicos por conductas agresivas, descargando así la tensión que sienten en relación a la imagen negativa que tienen de sí mismos.
El reconocimiento de la depresión e identificación empática del sufrimiento tanto del niño como del adolescente es clave para la correcta evolución del trastorno psicológico. Si piensas que estás deprimido es fundamental pedir ayuda profesional lo antes posible.
Es posible superar la depresión
La psicoterapia va a constituirse como el tratamiento de elección para curar la depresión de manos de un psicólogo, pudiendo ser necesario el tratamiento farmacológico en los casos de mayor gravedad, tratando la depresión con un psiquiatra. En Psicoafirma, los psicólogos y psiquiatras del equipo, apostamos por un abordaje terapéutico individualizado y adaptado a las necesidades particulares de cada paciente, tratando de entender el origen de la depresión.
Nuestro equipo clínico interdisciplinar, le ayudará a regular la depresión el estado de ánimo. Perseguimos los siguientes Objetivos:
- Evaluar el Estado de Ánimo del niño/adolescente de una manera amplia, con un análisis profundo de las áreas afectadas, favoreciendo la regulación emocional.
- Abordaje Familiar, dirigido a hacer comprender la síntomatología de la depresión y su valor dentro de la dinámica de funcionamiento familiar.
- Establecer una Relación Terapéutica de Ayuda, favoreciendo un clima de colaboración y de entendimiento, aproximándonos al origen del problema depresivo.
- Diseñar un Plan de Tratamiento psicológico contra la depresión adaptado a las necesidades de cada caso en particular, comenzando por la resolución de los problemas que generan más incapacidad en el ámbito familiar, escolar y social.
- Dotar al niño/adolescente de Herramientas y Recursos que le ayuden a combatir la depresión, modificando creencias disfuncionales que contribuyan a su malestar, aumentando su autoestima y su autonomía.