Cuando hablamos de personalidad, nos referimos a aquellas parcelas de funcionamiento personal que son resistentes al cambio, con un sentido de coherencia en las respuestas ante distintos contextos, e identifica al ser humano a lo largo de su ciclo vital.
Podemos entender la personalidad a partir de rasgos de personalidad, los cuales cuando son inflexibles y desadaptativos, causan incapacitación social y malestar significativo, se constituyen como trastornos de la personalidad.
Este patrón desadaptativo se manifiesta en el plano cognitivo –formas de percibir e interpretarse a uno mismo o a los demás-, en la afectividad –determinando una intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional-, en las relaciones interpersonales y en el control de los impulsos.
Los trastornos de personalidad se agrupan en tres grandes grupos:
- Personas extrañas o extravagantes, incluyendo el trastorno paranoide, esquizoide o esquizotípico de personalidad,
- Personas del grupo inmaduro, como la personalidad antisocial, límite, histriónica, o narcisista
- Personas del grupo temeroso o ansioso, como el trastorno evitativo, dependiente u obsesivo-compulsivo.
Todos los trastornos de personalidad comparten varias características: una gran inflexibilidad que limita las oportunidades de aprender nuevas conductas, frecuente existencia de acciones que fomentan círculos viciosos y gran fragilidad emocional ante situaciones de estrés.
A la hora de evaluar psicológicamente el problema es importante distinguir si el comportamiento motivo de consulta es estable en el tiempo o si se debe a circunstancias temporales.
¿Pueden contribuir al desarrollo de enfermedades?
Además de los trastornos de personalidad, se distinguen patrones de personalidad, con características definitorias asociados a mayor predisposición para el desarrollo de ciertas enfermedades. Así el patrón de conducta tipo A, típicamente impaciente, competitivo, orientada al logro, hostil y agresivo se asocia con mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. El patrón de conducta tipo C, con tendencia a negar sus sentimientos y reprimir emociones, se asocia con enfermedades autoinmunes y con cáncer.
En cualquier caso, tanto para mejorar la calidad de vida de las personas como para evitar la aparición de determinadas enfermedades, es adecuado buscar ayuda profesional en psicología y psiquiatría.
Si sientes insatisfacción mantenida en las relaciones con las personas significativas de tu entorno o ante quejas persistentes en relación a algún aspecto que genere problemas de adaptación.
La Terapia Psicológica es clave para aumentar su bienestar.
Nuestro gabinete de Madrid compuesto por psicólogos y psiquiatras colegiados persigue los siguientes Objetivos:
- Establecer una Relación Terapéutica de Ayuda, favoreciendo un clima de colaboración y de entendimiento, aproximándonos al origen del problema.
- Evaluar las características de personalidad y su constancia a lo largo de su vida, de una manera amplia, con un análisis profundo de las áreas afectadas, favoreciendo el control interno de las emociones descontroladas.
- Diseñar un Plan de Tratamiento adaptado a las necesidades de cada caso en particular, comenzando por la resolución de los problemas que generan más incapacidad.
- Dotar a la persona de Herramientas y Recursos que le ayuden a combatir la ansiedad y/o el malestar ocasionado en su patrón relacional, modificando creencias disfuncionales que contribuyan a su problemática, aumentando su autoestima, favoreciendo la flexibilidad y reforzando su fragilidad emocional.