Atención en crisis y emergencias: consejos prácticos.

Enero, siendo el primer mes del año, es el mes de los propósitos de año nuevo. Cómo profesionales de la salud mental, nos preguntamos acerca de las necesidades que emergen entre los ciudadanos con los que convivimos y trabajamos. Es por este motivo, por el que lejos de los tradicionales propósitos de año nuevo y habiendo hecho balance anual del pasado 2024, consideramos importante dar voz a la atención en crisis y emergencias con la intención de preservar la salud mental. Siendo éste el tema a tratar en el presente artículo, nos comprometemos a seguir difundiendo contenido que pueda servir de ayuda y a seguir trabajando para mejorar la atención en crisis y emergencias. Trataremos de abordar algunas de las pautas y recomendaciones que se proponen desde la Psicología de las emergencias.

La DANA, octubre 2024 España.

El 29 de octubre del 2024, fue el día en el comenzaron las inundaciones de la conocida DANA en el este de España, afectando en distinta medida a las comunidades autónomas de Aragón, Castilla-La Mancha, Andalucía, Cataluña y Comunidad Valenciana, siendo esta última la más afectada y habiendo quedado totalmente devastada en zonas concretas de su territorio.

DANA, son las siglas de Depresión Aislada en Niveles Altos, se trata de un fenómeno meteorológico en forma de masa de aire que se desprende por completo de una corriente muy fría y que desciende sobre otra de aire muy caliente, esto produce precipitaciones muy intensas entre otras perturbaciones atmosféricas. Se trata de un desastre natural que fue causado por la gota fría.

Un devastador desastre natural del que todavía sus ciudadanos no han podido recuperarse. Más de dos meses después del desastre, continúan las tareas de recuperación de las zonas afectas. ¿Cuánto tiempo necesitarán los habitantes afectados para recomponerse?

Los daños materiales alcanzan cifras innombrables, los daños emocionales son incalculables. El número de víctimas mortales alcanza las 231 personas fallecidas, a las que se les suman 3 desaparecidos actualmente (diciembre, 2024).

¿Qué se entiende por crisis?

Una crisis es un cambio profundo, de consecuencias importantes en un momento dado. Es un término asociado a la salud física y mental, que alude a la intensificación brusca de circunstancias difíciles o que empeoran la situación previa.

Es importante diferenciar una crisis del estrés o la ansiedad. Una crisis surge a raíz de un evento puntual traumático que excede los recursos y mecanismos psicológicos de afrontamiento. Es la percepción que se tiene del evento en cuestión lo que marcará la diferencia o intensidad de la crisis para cada persona.

Recordando qué es el estrés.

El estrés es una reacción ante las demandas del ambiente en situaciones potencialmente peligrosas a las que se debe dar respuesta pudiendo poner en marcha estrategias de afrontamiento. El fenómeno del estrés, son todas aquellas reacciones fisiológicas que en su conjunto preparan a organismo para la acción. Podría decirse que es una alarma a disposición de la supervivencia.

Se asocia el concepto de estrés a lo negativo, no obstante, los expertos en salud mental sabemos que el estrés en su justa medida, es positivo. Éste es el mecanismo a través del cual cualquier persona puede ponerse en marcha permitiendo un nivel de acción y reacción para responder a las demandas del ambiente y permanecer a salvo. Entonces ¿Cuándo comienza a ser negativo? Cuando el estrés es desmesurado, cuando la respuesta natural del organismo se da en exceso se produce una sobrecarga de tensión que impide el rendimiento óptimo, provocando la aparición de enfermedades y anomalías patológicas.

Se divide en diferentes fases fácilmente identificables. La primera es la fase de reacción o de alarma, en ella se genera una activación del organismo que permite estar preparado para la acción. La segunda es la fase de resistencia, periodo en el que no es posible recuperarse de la situación iniciada y se sostiene el esfuerzo enfrentándose a la misma de forma prolongada en el tiempo. Es aquí en donde aparecen los primeros síntomas de agotamiento. Por último, como tercera fase, la fase de agotamiento. En esta fase los síntomas de agotamiento ya han dejado graves consecuencias a su paso.

              Sintomatología del estrés agudo.

  • Síntomas físicos como la tensión muscular, de cabeza o problemas digestivos, entre otros.
  • Síntomas psicológicos; problemas a nivel cognitivo como por ejemplo fallos de memoria o concentración, pensamientos negativos o catastrofistas y problemas a nivel emocional, labilidad emocional, tristeza, irritación, agitación, ansiedad, trastornos del sueño, entre otros.
  • Síntomas conductuales; como consecuencia, de los síntomas psicológicos experimentados como los pensamientos negativos y la sensación de soledad, la persona puede llegar a aislarse. Llegados a este punto, a menudo se recurre al consumo de tabaco, alcohol o drogas con la intención de paliar las consecuencias negativas del estrés.

¿Y qué es la ansiedad?

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la ansiedad es una respuesta emocional normal que implica preocupación, inquietud y tensión, en la anticipación a futuros eventos. Cuando esta respuesta es desproporcionada o interfiere en la vida diaria, se considera un trastorno de ansiedad.

El estrés y la ansiedad son reacciones que comparten un cierto parecido, provocando similar sintomatología en la mayoría de los casos, puesto que entre los síntomas habituales de la ansiedad también se encuentran la dificultas para concentrarse, la tensión muscular, la preocupación excesiva, etc. Además, suelen darse el nerviosismo, la agitación, la sudoración, las palpitaciones, entre otros. Estos síntomas pueden variar en intensidad y duración.

Primeros Auxilios Psicológicos.

En una catástrofe, las primeras reacciones de auxilio son cruciales. Aquellas personas que sean socorridas necesitarán de una intervención urgente que les ofrezca unos Primeros Auxilios Psicológicos. ¿Conoces las estrategias que deben ponerse en marcha? Los objetivos fundamentales son: ofrecer protección, seguridad y esperanza, proporcionar o aliviar de forma inmediata los síntomas agudos del estrés, prevenir reacciones diferidas de estrés.

El primer objetivo es el de llevar a un lugar seguro a las víctimas del desastre, pudiendo protegerlas del desastre ocurrido y de nuevos peligros. Será importante lograr que se sientan protegidas y seguras. En las primeras horas, se desaconseja el contacto de las víctimas con los medios de comunicación, es importante protegerlas también en este sentido puesto que lo más probable es que se encuentren en un estado de confusión transitorio.

Logrado el entorno seguro, el siguiente objetivo es el de conectar a la persona con todos los recursos personales y sociales disponibles y útiles. Es decir, que puedan reencontrarse con sus seres queridos, dotarlos de los puntos y centros de información que puedan necesitar, lugares o personas que puedan ofrecerles apoyo.

La intervención de los profesionales de la salud mental.

Los objetivos descritos, serán tareas a desempeñar por profesionales de la salud o por profesionales de salvamento. No obstante, existen algunos objetivos como los de tratar o intervenir en cuidados agudos que deben desempeñar los profesionales de la salud mental.

En un primer momento, la intervención se centrará en el tratamiento de las reacciones de estrés agudo y duelo, sin descuidar otros posibles comportamientos o reacciones. Será preciso conocer desde el principio la duración de la intervención puesto que serán por lo general intervenciones de corta duración. Sabiendo esto se puede valorar el tipo de relación terapéutica que más conviene en cada caso. Será siempre una intervención rápida pudiendo a continuación dejar a la persona acompañada.

Algunas pautas importantes para el primer contacto de la intervención.

En el primer contacto es importante establecer un contacto visual con la persona a la que se atiende, colocándose corporalmente a la altura a la que se encuentre la víctima. Lo siguiente será presentarse, expresando con claridad el nombre, la función que se desempeña y la razón por la que se encuentra ahí. Se preguntará el nombre de la víctima y cualquier información adicional que pueda ser necesaria. El objetivo es el de establecer un contacto empático, de cuidado y protección.

Será importante hablar de manera pausada, con frases cortas y claras informando en todo momento de cada movimiento que se va a hacer evitando los movimientos bruscos. En cuanto a la respiración, a menudo es importante tener conciencia del proceso respiratorio de la víctima. Sí esta está alterada, es recomendable guiar dicho proceso ayudando a la víctima a controlar el ritmo respiratorio.

La intervención con la población infantojuvenil.

¿Cómo ayudar a niños y niñas en situaciones de crisis?

Una de las cosas más importantes en la infancia es la percepción de afecto, seguridad y protección. Esto debe procurarse con estricta rigurosidad en las situaciones de crisis y emergencia, motivo por el cual será importante hacer sentir al niño seguro y protegido en todo momento.

Inmersos en medio de una catástrofe como la vivido con la DANA, es fácil preguntarse ¿Cómo lograrlo? ¿Cómo lograr que un niño se sienta seguro en medio de un escenario que se sostiene catastrófico durante semanas? Lo cierto es que para los más pequeños, la seguridad máxima está representada por la presencia de sus progenitores o figuras de referencia, familiares, allegados o personas conocidas.  No obstante, ante situaciones de peligro para la integridad física o psicológica de los menores, el primer paso será el de ubicarlos lo antes posible en el espacio más seguro disponible. Será importante que permanezcan en todo momento cerca o bajo el cuidado de algún adulto responsable. A poder ser, de sus progenitores o figuras de referencia.

¿Qué hacer con un niño tras encontrar un espacio seguro?

  • Transmitir calma.

Es sabido que los niños y niñas captan el estado emocional de los adultos que les rodean motivo por el cual es importante que los adultos mantengan una actitud tranquila. Si se logra transmitir calma, los niños podrán sentirse más confiados y tranquilos.

  • Informar a los niños.

Los niños, a pesar de su condición infantil necesitan saber que ocurre. Necesitan saberlo con todas las letras. Tener la certeza de lo que ocurre, les facilita alcanzar un estado de calma. Será importante transmitir un mensaje claro y sencillo, con un lenguaje adaptado a la edad del niño.

  • Acompañamiento emocional, poniendo palabras.

Pese a todos los intentos de cualquier adulto al cuidado de un niño, ellos también experimentan sensaciones y emociones diversas. Permanecer atento a las respuestas emocionales del niño es importante para poder nombrar y normalizar sus sentimientos, haciéndoles saber que es normal sentir lo que sienten y que no va a traer ninguna consecuencia experimentar esas sensaciones.

  • Generar rutinas.

Dentro de las posibilidades que la circunstancia concreta permita, será importante establecer y sostener alguna rutina. Horarios para comer, jugar, dormir. Las rutinas aportan seguridad y estabilidad emocional a los más pequeños.

  • Crear un espacio lúdico y de aprendizaje.

Con el fin de reducir el estrés del impacto de la situación que viven, es importante crear una esfera de normalidad que envuelva la cotidianidad de los niños. Crear un espacio a modo de escuela improvisada, significa tener un lugar al que poder acudir y reunirse con otros niños y en el que seguir aprendiendo.

Estos espacios pueden brindar la oportunidad de hacer un ejercicio de regulación emocional a través del juego y el dibujo. Los niños expresan sus emociones, inquietudes y miedos a través del dibujo. Mostrar interés preguntando a los niños y niñas por sus dibujos puede facilitar la elaboración de la sensación o emoción que experimentan.

  • Participar con algo que hacer.

Dar a los niños pequeñas tareas o responsabilidades, les puede reportar una sensación de control y confianza. Repartir comida, organizar el espacio, etc.

  • Promover la esperanza.

Poder hablar de que la situación que viven es temporal, hablar de las personas que están ayudando a restaurar la situación previa a la catástrofe mejorando su actual estado, contribuye a promover la esperanza de todo se va a solucionar.

 

Estrategias breves para intervenir con niños en la oscuridad de la noche y con la ausencia de luz.

En la línea de lo expuesto previamente, sigue siendo importante recordar a los niños que se encuentran a salvo. Ante una situación de privación de luz debido a las incidencias de la catástrofe y a la llegada de las horas de noche, es importante comunicar con mensajes claros y en un lenguaje comprensible para ellos, aquello que está ocurriendo: “Todo va a ir bien” “Ha oscurecido porque ya es por la noche” “Las personas que nos están ayudando, lograrán que volvamos a tener luz”.

Mantener la calma y un tono tranquilo al hablar y permanecer con niños en una catástrofe es una constante que debe olvidarse. Ante las circunstancias de la oscuridad será importante transmitir la sensación de refugio, para lo que se puede emplear cualquier elemento improvisado que haga de cabaña o tienda de campaña.

Permanecer junto a otros niños y siempre cerca de adultos es una buena estrategia para mantener la calma y brindarles sensación de seguridad. Además, permanecer en grupo facilita las estrategias de regulación emocional previamente mencionadas. Pueden ponerse en marcha pequeñas dinámicas como cantar, narrar historias de héroes y heroínas, poner en marcha dinámicas de relajación, ejercicios de respiración, etc.

En una catástrofe será importante evitar…

Las escenas e imágenes impactantes y escabrosas, no son imágenes para niños y niñas. En la medida de lo posible se debe proteger a los menores de toda la información grotesca de lo ocurrido. No se les debe privar de información, pero ésta si debe pasar los filtros precisos y adaptados a la edad del niño.

El impacto de la catástrofe puede generar una pérdida absoluta del control emocional, la pérdida de seres queridos y/o bienes materiales pueden generar un gran impacto en las víctimas. Ningún niño debe presenciar estas escenas, en la medida de lo posible. Especialmente si se trata de sus padres o familiares de referencia puesto que captarlos en este estado genera una intensa sensación de miedo y desprotección ante lo que pueda ocurrir.

No obstante, es preciso hacer hincapié en la dificultad de este punto puesto que no es posible controlar las reacciones emocionales en un momento de tal desesperación. El personal de emergencias sabrá como actuar con la población infantojuvenil en situaciones de este tipo.

 

El personal de emergencias también precisa atención e intervención.

Se señalan aquí dos aspectos básicos a tener en cuenta. No debe olvidarse bajo ningún concepto el cuidado del personal de emergencias en la intervención en crisis. Dado que la urgencia es otra, es fácil descuidar al personal que se encuentra al frente de la tarea de atender. Será importante el descanso de 8h diarias. Esto preservará la capacidad de soporte físico y mental del personal interviniente. Además, aquellos que formen el equipo de personal interviniente serán personas que no hayan sufrido pérdidas afectivas, sociales y/o materiales ya que de lo contrario estarán sometidos a un desgaste emocional que limitará su capacidad de actuación.

 

Escrito por: Rocío Mallo. Psicoterapeuta. Equipo Clínico. Psicoafirma.

Bibliografía.

www.copmadrid.org  Guía de primeros auxilios psicológicos para psicólogos.

www.copmadrid.org Nuñez, D. Cafarelli, F. R.  (Noviembre 2023) Guía para el abordaje emocional ante situaciones de emergencias y desastres. Pautas de actuación ante víctimas y recomendaciones para el autocuidado del personal interviniente.

www.copmadrid.org Guía de ayuda psicológica para niños, niñas y adolescentes afectados por la DANA. Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Sociedad Española para el estudio de la ansiedad y el estrés.

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