Diciembre de 2024, el último mes del año, el mes de la Navidad. Familias y amigos se para festejar y celebrar. Los motivos de celebración son diversos; desde lo religioso, lo cultural y lo tradicional, hasta los cierres y balances de año. En diciembre llega el momento de hacer balance del año, y a continuación se muchos ya piensan en los propósitos del próximo año. Entre balances y celebraciones los protagonistas indiscutibles de estas fechas son las familias y los niños. En este artículo se hace un recorrido por el significado de lo familiar y el valor de lo festivo. Tratando de comprender el nexo que une a la familia, las Fiestas Navideñas y el valor que representa para quienes participan de ambas.

Diciembre, el mes de la Navidad.
La familia.
El concepto familia alude a un grupo de personas vinculadas entre sí. Concretar qué las vincula informará de las características, la naturaleza e incluso la trascendencia de la misma para sus miembros. Padres e hijos quedan unidos por los lazos del parentesco, el vínculo por consanguinidad pasa a ser el primer lazo familiar que se establece.
Hablar de la familia o de lo familiar significa hablar de las relaciones que se establecen entre las personas que quedan vinculadas por relaciones de parentesco, convivencia, afinidad o matrimonio. Así será como los lazos por consanguinidad abran paso a la pertenencia, al linaje, la estirpe, el clan. Cuando esto pueda darse, serán posibles futuros grupos de pertenencia. Lo escolar, agrupa a niños de la misma edad y generación. Los amigos, “la familia que se elige”. Las comunidades o colectivos, grupos de pertenencia que también se eligen por afinidad y modos de pensar. Lo laboral, agrupa a aquellos que se dedican a lo mismo, compartiendo tarea y generando vínculos, en ocasiones de marcada confianza y gran valor. No obstante, cuando se habla de lo familiar o la familia, se alude de forma inequívoca al lazo de singular valor emocional.
El valor de los lazos familiares.
Los lazos familiares ejercen una función de vital importancia para los individuos. En lo familiar, se adquiere un lugar de valor y relevancia que dota de la seguridad interna precisa para alcanzar lo que se conoce como una buena autoestima. Las buenas relaciones familiares permiten que los miembros de la estirpe puedan sentirse seguros y queridos, lo que en consecuencia les hará sentirse bien consigo mismo. Es a través de un otro que ama y valora, que uno puede crecer sobre una base segura que le permita amar y valorarse.
La familia es el primer lugar de pertenencia que tiene una persona y es el espacio en el que tiene la oportunidad de desarrollarse. El modo como se establezcan esos primeros vínculos determinará la manera de vincularse de la persona con otros semejantes a lo largo de su recorrido vital.
El impacto de los lazos emotivos.
En las sociedades actuales se destaca la importancia de lo emocional, puesto que se conoce la trascendencia de las emociones para el bienestar de cualquier ser humano. Es en el seno de lo familiar en donde se enraízan los verdaderos vínculos emocionales y serán por tanto sus miembros los responsables de nutrirlos.
“En la medida en que nos sentimos importantes para las personas que son significativas en nuestra vida, nos sentimos seguros” (Bettelheim, B. 1988)
Crecer en un entorno que se pueda percibir como seguro, favorece un adecuado desarrollo emocional, ya que fomenta la confianza y la seguridad en uno mismo. Cuando existen vínculos familiares positivos y estables entre los miembros permite que un niño pueda verse en ese mismo espejo, pudiendo constituirse como un futuro adulto fuerte y seguro. Será preciso atender a la insatisfacción y la infelicidad. Muy a menudo se cree que un hijo solo logrará ser un adulto con plena felicidad si ha tenido una infancia plena y feliz.
¿Qué se quiere decir cuando se habla de una infancia feliz? ¿Es posible no estar triste, decepcionado, defraudado en ocasiones?
A menudo puede parecer que aquello que se entiende por infancia feliz tiene más que ver con el logro de diez o doce años de vida en los que no haya habido llanto, enfado, frustración e incluso decepción o desilusión. No obstante, son condiciones necesarias para poder crecer en el marco de la salud mental y emocional.
El llanto, la frustración y el enfado forman parte de las primeras tareas a las que el psiquismo se enfrenta. Las pérdidas, las decepciones y las desilusiones, forman parte del hecho de crecer. Con el tránsito de la vida se transita también ineludiblemente por el amplio abanico de emociones que el ser humano es capaz de experimentar. Por lo que será importante no perder esto de vista en las ocasiones en las que un niño sienta desasosiego, tristeza y/o infelicidad al transitar en su desarrollo por los vínculos con otros.
Adultos que guíen y acompañen.
Las distintas etapas escolares, profesores y maestros, amigos de la infancia, la adolescencia y sus avatares, la vida adulta, forman el conjunto de etapas de la vida que implican vínculos cercanos y pérdidas de los mismos, vínculos que cambian, se transforman y algunos se conservan, pero no siempre. Para entonces será preciso de otros adultos, seguros de sí mismos y más experimentados, que cuiden, acompañen y pongan nombre a eso que acontece facilitando la tarea de abordar lo complejo, amainando la incertidumbre y favoreciendo la tramitación de las emociones y sensaciones más complejas e incluso desagradables.
Crecer rodeado de adultos que aman y protegen permite a un niño los tiempos precisos para elaborar las angustias y miedos que una vez elaboradas permitirán experimentar felicidad y amor. Cuando un niño siente la pérdida de algo importante, un amigo, una mascota, un profesor, un familiar, también experimenta tristeza, por tanto, necesitará de un tiempo para elaborarla. Quizás se le perciba distinto durante unos días, con poca energía para jugar o atender a la profe en el colegio puesto que la energía interna, está a disposición del trámite emocional. Es este un breve ejemplo del espacio y comprensión que incluso un niño puede necesitar para poder crecer desde un lugar sano.
“Cuánto más insignificantes e inseguros nos sentimos en el mundo, más necesitamos la afirmación de nuestra importancia, si es posible por parte de todo el universo, pero como mínimo por parte de las personas más significativas para nosotros” (Bettelheim, B. 1988)
¿Qué tiene que ver la importancia de sentirse especial con las fechas especiales?
Recibir amor de los padres, familiares y adultos cercanos genera en el niño (futuro adulto en construcción) el sentimiento de ser especial para ellos. Experimentar ese sentimiento es una condición indispensable para el “ser” en la vida humana. Ser especial para otros otorga un lugar seguro en el mundo del que poder apropiarse. Aquí es donde se puede introducir la relación con el valor de las fechas especiales, puesto que sentir que se es el motivo especial de una celebración es algo verdaderamente estimulante.
Desde el inicio de la vida, las celebraciones acompañan a las personas. Existen celebraciones personales y particulares como lo es por excelencia el cumplir años. Y existen las celebraciones sociales entre las cuales se pueden distinguir distintos tipos de fiestas, desde las culturales y/o religiosas, pasando por las institucionales, las privadas, etc.
Las fiestas y fechas señaladas.
Se ha hecho referencia a la importancia de sentirse especial en la relación con los otros y del mismo modo es importante sentirse el centro e incluso el motivo de la celebración. Las fiestas navideñas, son fiestas familiares, fiestas que giran entorno a lo familiar y en las que los protagonistas son los niños. En ellos se enraízan las tradiciones que sostienen la navidad.
La navidad es una celebración de origen religioso, siendo una de las fechas más importantes del cristianismo. No obstante, la historia nos cuenta que ya los romanos celebraban por estas fechas, grandes banquetes, visitaban a familiares y amigos e intercambiaban regalos. El motivo de los encuentros y celebraciones estaba relacionado con la agricultura. En el solsticio de invierno, un tiempo de descanso de lo agrícola era el momento perfecto para celebrar, festejar e invocar a los Dioses pidiendo futuras buenas cosechas. Como muestra de los buenos deseos, intercambiaban regalos entre familiares y amigos, confiando y esperando buenas cosechas en los meses venideros.
La magia, los deseos y la oportunidad de que se cumplan.
Todo niño sabe que en Navidad vienen los Reyes Magos de Oriente. Es el nombre por el que desde la tradición cristiana se conocen a los magos, sacerdotes eruditos en el Antiguo Oriente. Con la intención de homenajear a Jesús de Nazaret tras su nacimiento, estos magos recorrieron un largo viaje con oro, incienso y mirra, materiales de gran riqueza que entregaron a modo de regalo a Jesús. La tradición conserva este ritual de forma que las familias y amigos se regalan entre sí con motivo de las fechas navideñas.
Se convocan desfiles y se organizan grandes cabalgatas, para dar forma a la magia de la navidad. Los reyes magos, como magos que son tienen la capacidad de llegar a todos los lugares y personas del mundo. En una sola noche pueden visitar todas y cada una las casas de las personas del mundo. Brindan la oportunidad de desear grandes cosas, permitiendo un flujo de ilusión que deja en los niños e incluso algunos adultos, sensación de alegría y bienestar. Cada familia determina los códigos y normas que rigen los pedidos en este ritual puesto que los transformarán en realidad en la medida de lo posible generando la posibilidad de lo mágico. Las sensaciones gratas que se generan mediadas por la ilusión de estas fiestas son sensaciones que perduran en lo interno durante toda la vida.
Las fechas especiales.
Hay muchos momentos a lo largo de la existencia en este mundo que determinan un antes y un después. Hay fechas que quedan dotadas de grandes significados, motivo por el cual adquieren un valor especial. El acontecimiento del nacimiento de un niño, es un acontecimiento especial. Se le ha esperado durante 9 meses y trae consigo grandes deseos, llega para cambiar las cosas. El orden en lo familiar, las funciones de cada uno de los familiares, un miembro más en la estirpe. Alguien a quién amar, que nutre de amor y afecto y precisa de amor y afecto, es un intercambio, así se establecen los primeros lazos.
El día del nacimiento se recordará y celebrará cada año, haciendo breve recuento de la previo y también de lo que esta por llegar. Un balance anual que orbita entre las ganas y el deseo de crecer y anhelo y el recuerdo de lo transitado en la vida. La celebración del cumpleaños es el día en el que se celebra la vida y en el que cada cumpleañero es el gran protagonista. Confirma a los niños que su llegada al mundo y el ingreso en la familia es un verdadero acontecimiento que festejar. Ser el protagonista la celebración y recibir un homenaje por ello son hechos que corroboran que se es especial, que hay otros que te quieren y te valoran. Las celebraciones son fechas alrededor de las cuales organizar la vida, llena de ilusión y afecto.
Consecuencias de la privación de las fiestas y fechas especiales.
El año tiene algunos días especiales para los niños. Entre ellos los cumpleaños y las fiestas navideñas son los más significativos. Esperan todo año con la ilusión de vivirlos, privarles de eso les generaría un gran daño. Estas fiestas son fiestas que adquieren un profundo significado a través de sus connotaciones mágicas, ya que es de este modo que adquiere un significado simbólico e inconsciente para el niño. La magia dota de significados, lo que genera un efecto tranquilizador para las grandes cuestiones de la vida que por la etapa evolutiva en la que un niño se encuentra no puede comprender de otro modo.
Vivir todas y cada una de las fiestas con la magia que cada una de ella tiene carga los recuerdos de sensaciones gratificantes, en donde no se da la angustia si no todo lo contrario. Dichas experiencias dotan de un bagaje de valor incalculable para la vida adulta. Motivo por el cual privar a un niño de estas experiencias generaría un devastador efecto en la vida adulta, dificultades emocionales, de vínculo y pertenencia. Por el contrario, haber podido experimentar los beneficios de lo mágico en la infancia dota de habilidades y herramientas internas para enfrentarse a las vicisitudes de la vida.
El pensamiento infantil, un funcionamiento distinto.
Los niños tienen procesos mentales diferentes a los que alcanzan los adultos. Ellos nos son capaces de comprender conceptos abstractos. Por lo tanto, durante la infancia su pensamiento es un pensamiento concreto basado en todo aquello que conocen y pueden corroborar. Para un niño solo será convincente aquello que alcance a comprender, todo cuanto escape a su comprensión generará nuevas incertidumbres e inquietudes que puede derivar en ansiedad.
El pensamiento mágico es una herramienta de la que disponen para resolver las cuestiones más complejas de la vida. Será en la etapa adolescente cuando alcancen el pensamiento abstracto, ésta será su herramienta para comprender el mundo, ahora sí de una forma diferente. Cualquier intento de racionalización a una edad prematura se verá frustrado puesto que ningún niño tiene capacidad psíquica disponible para esa tarea del pensamiento. El niño encontrará continuamente una respuesta propia en el intento de resolver el enigma.
Breve decálogo.
Será importante recordar todo cuanto acontece en el seno de lo familiar y lo festivo:
- La familia es el grupo que vincula a través de los lazos del parentesco, la convivencia, el matrimonio o la afinidad.
- En lo familiar, se adquiere un lugar de valor y relevancia que dota de la seguridad interna precisa para alcanzar lo que se conoce como una buena autoestima.
- Las buenas relaciones familiares permiten que los miembros de la estirpe puedan sentirse seguros y queridos, lo que en consecuencia les hará sentirse bien consigo mismo.
- Las infancias felices, también implican llanto, enfado, frustración e incluso decepción o desilusión. Puesto que son condiciones necesarias para poder crecer en el marco de la salud mental y emocional.
- Ante la pérdida de algo importante, niños y adultos experimentan tristeza, por tanto, ambos necesitan en calidad de seres humanos, de un tiempo de elaboración del malestar experimentado.
- El nacimiento de un niño siempre es motivo suficiente para la celebración.
- Ser el protagonista de la celebración corrobora que se es querido por los que te rodean. sentir que se es el motivo especial de una celebración es algo verdaderamente estimulante.
- Festejar y celebrar deja sentimientos agradables en las personas que participan de las celebraciones.
- La magia dota de significados, lo que genera un efecto tranquilizador para las grandes cuestiones de la vida que por la etapa evolutiva en la que un niño se encuentra no puede comprender de otro modo.
- Los niños tienen procesos mentales diferentes a los que alcanzan los adultos. Su pensamiento es un pensamiento concreto basado en todo aquello que conocen y pueden corroborar.
Escrito por: Rocío Mallo. Psicoterapeuta. Equipo Clínico, Psicoafirma.
Bibliografía.
Bettelheim, B. (1988) “No hay padres perfectos. El arte de educar a los hijos sin angustias ni complejos”
Añade tu comentario