Trataremos de explicar por qué las redes sociales generan ansiedad y angustia. Para lo que será preciso describir la envidia y los celos. Describir estos sentimientos implica poner de relieve algunas preguntas que muchas personas se hacen en algún momento tienen que ver con eso mismo; ¿Soy celoso/a? ¿Y envidioso/a? ¿Tengo un problema, es una enfermedad? ¿Dónde podemos encontrar el origen de los celos y la envidia? La cuestión que esconden estas preguntas no es la de los celos o la envidia en sí misma, si no que si eso que sienten es bueno o malo, les carga de responsabilidad o no, deben o no deben sentirlo, está justificado o no.
¿Qué es la envidia?
La envidia es un sentimiento desagradable, de aguda incomodidad. Un sentimiento es un estado afectivo generado por otra emoción, surge determinada por el descubrimiento de que el otro posee algo que uno siente que debería tener, pero no tiene. De este sentimiento surgen dos posibilidades, la de experimentar admiración hacia el otro que ha obtenido eso que uno no ha obtenido (envidia sana) o el deseo que el otro pierda eso que sí tiene o ha logrado. “Si yo no puedo tenerlo, él tampoco”
¿Qué son los celos?
Los celos son un tipo de respuesta emocional que implica una sensación de malestar, angustia o preocupación. Surgen en el sujeto ante el miedo a la pérdida, ante la percepción de una amenaza, concretamente ante la posibilidad de que un tercero le arrebate algo valiosos y considerado como propio. La condición indispensable de los celos es la del sentimiento de posesión.
Los celos pueden surgir en diferentes contextos y etapas de la vida, durante la infancia, en la juventud, o en la etapa adulta. Entre familiares, amigos o en la relación de pareja. Se percibe el amor, el afecto y la atención de la otra persona como algo que pertenece al sujeto, y es por tanto lo que se teme perder.
Castilla del pino (2022) plantea que la posesión del objeto deseado brinda seguridad en sí mismo al sujeto y es una forma de potenciación del self. De forma que toda posesión de un objeto valioso es un símbolo de estatus de la propia identidad. Por ejemplo, las relaciones sociales o de pareja, son símbolo de lo somos. Esta mujer tan interesante, este amigo tan simpático, son amigos, pareja porque uno mismo también posee algo que le permite captar la atención, el amor y la amistad de esas personas.
Cuando los celos se vuelven problemáticos o patológicos…
La cuestión de los celos puede llegar a provocar conflicto y dificultades en la relación con los otros que nos rodean, entonces estamos frente a un comportamiento patológico y poco sano. La mayoría de las personas se preguntan acerca de si los celos son una enfermedad o un trastorno. Decíamos que los celos son una respuesta emocional, y como toda respuesta emocional puede volverse patología. Los celos pueden llevar a conductas extremas e inapropiadas a algunas personas con otros (amigos, parejas, compañeros, familiares…)
¿Qué es un ataque de celos?
El ataque de celos, responde a una reacción totalmente desproporcionada a un acontecimiento concreto en el que la persona se siente desbordada y amenazada ante la posibilidad de perder algo que tenía, a menudo, un vínculo significativo. Dicho acontecimiento puede estar fundado en hechos reales o en sensaciones imaginarias fundadas en la desconfianza. Un ataque de celos no implica la patología anteriormente mencionada.
¿Qué caracteriza al celoso?
Podemos describir algunas características generales entre las cuales la principal tiene que ver con estar desbordado emocionalmente. Las dificultades en el manejo de las propias emociones y falta de confianza en sí mismo, son muestra de la desmesura que experimenta el celoso. La desconfianza, es la aliada perfecta del celoso puesto que exige un control exagerado de la situación y de los otros implicados. La clave reside en el intento de calmar la sensación de pérdida. Esta conducta deja a un lado lo vital de la confianza en la relación con los otros.
El control, es la maniobra a través de la cual se busca la certeza de que las propias sospechas no son ciertas. Permanecer en constante vigilancia, siendo observador o acompañante perpetuo. A menudo se ejerce revisando los enseres personales del otro, sus redes sociales, el mail, el teléfono móvil, la actividad diaria, etc. La amenaza, a menudo se perciben constantemente amenazado/a. Algún otro puede venir a sacarle lo que es suyo, motivo que les mantiene en la eterna comparación con los otros que les rodean. Esta actitud les recuerda la intolerable diferencia con el otro.
¿Cuáles son las diferencias entre los celos y la envidia?
Celos y envidia podrían interpretarse como sentimientos similares o correlacionales pero la realidad es que son sentimientos diferentes.
La primera diferencia la encontramos en el número de implicados. La envidia es cosa de dos, mientras que en los celos siempre hay tres. La segunda diferencia radica en tener o no tener ya que la envidia se experimenta al respecto de algo que se desea, pero nunca se ha tenido. Y los celos implican el miedo a perder algo que se tiene a manos de otro que se lo arrebata (dos y un tercero que arrebata implicado).
En tercer lugar, cada sentimiento implica a otros afectos particulares. Por un lado, en la envidia predominan el resentimiento, la rabia, el odio e incluso la tristeza. Sentimiento generado por el hecho de que el otro tenga algo que queremos y no tenemos. Mientras que en los celos predomina el intenso miedo a perder algo logrado, como señalábamos previamente.
Es importante señalar como el envidioso, no solo desea lo que el otro consiguió, sino que quiere destruirlo, arrebatárselo. Ya que en la envidia duele ver que el otro tiene lo que uno quiere para sí mismo, este dolor se aliviaría si el otro pierde el objeto envidiado.
Algunos autores califican los celos de pasión noble o innoble según el objeto, mientras que la envidia es siempre ruin y arrastra tras de sí las peores pasiones. La última diferencia, los celos implican una cierta socialización del celoso porque interviene un tercero. Y con él, el deseo.
¿Dónde podemos encontrar el origen de los celos?
La baja autoestima, la inseguridad en uno mismo, la autoexigencia y el perfeccionismo pueden ser origen de celos. La falta de confianza en uno mismo dificulta la confianza en el entorno y en los que nos rodean. Consecuentemente las relaciones interpersonales se verán afectadas.
El perfeccionismo y la autoexigencia, no permiten comprender las diferencias con los otros con los que convivimos en sociedad. De esta forma la persona funciona bajo la creencia de que si trabaja lo logrará, si tiene fuerza de voluntad, será igual o mejor que su rival. Sosteniendo así la falsa creencia de que se puede todo, lo propio y lo del otro, persiguiendo alcanzar la imagen de la completud, lo perfecto, el que lo tiene todo.
¿Soy celoso? ¿Y envidioso? ¿Tengo un problema, es una enfermedad?
Entre lo que nunca hemos tenido, pero quisiéramos tener y la posibilidad de perder lo que ya tenemos, está la cuestión. Algunos autores que han estudiado lo relativo a estos sentimientos nos señalan como hay algo de índole estructural, algo que tiene que ver con la constitución del ser. M. Klein en 1957 habla de la envidia como la expresión de impulsos destructivos que operan desde el principio de la vida y que tienen una base en aquello que nos constituye. Es decir, todos atravesamos la envidia y los celos para constituirnos psíquicamente. En un primer momento no se trata de una enfermedad, no es una patología, pero podría llegar a serlo. ¿Cuándo se convierte en algo problemático?
Decíamos que el envidioso solo se satisface con el mal del prójimo. Cuando envidiamos a alguien, lo percibimos como aquel que tiene (eso que yo no tengo), lo que provoca dolor. Esto pone de relieve que cada uno de nosotros estamos divididos, limitados, que siempre nos falta algo. Si soy de constitución grande, lo más probable es que todas las partes de mi cuerpo tengan una cierta proporción, quizás te guste tu altura, pero no el ancho de tus hombros o el tamaño de tus pies, envidiando en consecuencia los pies pequeños del otro.
La cura o la enfermedad del envidioso ¿Puede el envidioso dejar de serlo?
Lo problemático sería quedarse fijado en lograr la ansiada completud, en la forma de esos pies maravillosos que completan al otro en lugar de aceptar que esos pies que tienes son tuyos, los que sostienen tu tamaño y estructura corporal.
Siempre estamos faltos de eso que el otro sí tiene. Quizás por ello, la persona envidiosa no se cura, dado que si uno no acepta el estar en falta da igual cual sea el foco de atención del envidioso. Ya que el envidioso es aquel que sufre con el anhelo de una completud que nunca alcanzara y que sitúa siempre en los demás. Y dado que lo sitúa siempre en los demás la envidia nunca quedara satisfecha porque la envidia de uno, proviene del interior y por tanto encuentra siempre un objeto en quién concentrarse.
“Siempre queremos lo que tiene el otro, justo lo que no tenemos” “Todo no se puede”
Estos autores nos invitan a que pensemos por un instante. Ya que realmente solo es en nuestro imaginario, que el otro está completo, nos cuentan. Es una completud imaginada, por uno mismo. Sentimos que ese al que se envidia si tiene todo cuanto anhelamos. Mientras que nosotros en contraste estamos incompletos y condenados a envidiar al otro. Condenados al sentimiento de inferioridad. Anhelamos siempre eso que le suponemos a la otro, pero obviamos la posible insatisfacción que también puede experimentar.
Anhelamos los hijos de la mujer que los tiene y obviamos la queja de la madre en funciones. En lo laboral, codiciamos el ascenso del compañero, pero desconocemos la presión que supone el nuevo cargo. En ese anhelo, experimentamos u cierto dolor.
Observar la desdicha…
En ocasiones percibimos un cierto alivio de ese dolor cuando contemplamos la misma desdicha en el otro. Esto es algo que no podemos razonar o percibir a simple vista, pero si nos lo señalan desde lo teórico algunos autores. M. Klein dice que el envidioso solo se siente aliviado al contemplar la miseria de otros. Quizás porque esto alivia por identificación la conciencia de división estructural. Eso de… “No se puede tener todo” Decidir y escoger, eso que siempre implica renunciar a algo. Lo difícil no es decidir que me quiero quedar si no a que quiero renunciar.
Este mecanismo del que hablamos se pone en juego en el uso de las redes sociales ¿Por qué las redes sociales generan ansiedad y angustia?
Las redes sociales suscitan algo de esa imagen bella y completa de la que hablamos. Es por ese motivo que nos atrapa y en la línea de lo que nos constituye estructuralmente como sujetos, nos daña. Las redes y la publicidad a través de las mismas nos muestran una y otra vez, eso que nos daría la supuesta completud. Eso que supuestamente necesitamos para ser lo que aun no somos y tener lo que aún no tenemos. Así nos venden sus productos, vendiéndonos lo que nos falta.
En los últimos tiempos, esta sociedad consumista en la que vivimos ha mejorado su fórmula de marketing y ahora nos venden sus productos a través de personas reales y diversas. Proyectan a través de las redes sociales esa imagen perfecta, y completa, la imagen deseada, el éxito fácil y rápido. Comprando este cosmético podrás lucir la piel perfecta para alcanzar el mismo estatus que el youtuber o el influencer de turno.
¿Qué vende la publicidad en las redes sociales?
Actualmente la publicidad no es un anuncio que dura unos minutos o una imagen que vemos en una valla publicitaria. Hoy por hoy la publicidad es un constante estilo de vida, un gran hermano que permite al público estar al tanto de “todo” del día a día de ese otro que nos vende el producto y lo maravilloso de su resultado, mostrando solo lo bueno, lo exitoso y aclamado que resulta. ¿Y el esfuerzo, lo difícil, lo doloroso… lo muestran?
De este modo las redes sociales nos sitúan constantemente en la eterna comparación de lo que a mi me falta y el otro si tiene. Utilizan el hecho estructural del ser, para vendernos sus productos, nos prometen con señuelos de publicidad colmar esa falta. Caemos víctimas de esa falsa promesa, siendo imaginaria la completud del otro ya que una gran parte de la vida de esa persona no se ve. Inmediatamente volvemos a sentir esa insatisfacción. Buscando tratar de nuevo alcanzar esa completud de nuevo, comprando lo siguiente. Esto genera ansiedad y angustia, malestar en último término.
Cuando los celos nos influyen en las relaciones con otros ¿Cómo identificar los celos en la pareja?
La vida en pareja despliega rutinas y conductas que fácilmente pueden restar espacio a lo propio. No cuidar el espacio íntimo y propio más allá de la pareja es síntoma de que algo no va bien. A menudo esto suele confundirse con la falta de amor o confianza en el otro. Responder a algunas de estas preguntas te puede ayudar a reconocer la posible presencia de celos:
¿Disfrutas de ocio y aficiones al margen de la pareja?, ¿Sientes inquietud o dudas acerca de lo que hace tu pareja constantemente?, ¿Necesitas saber y conocer a todos aquellos con los que se relaciona?, ¿Te surgen las dudas acerca de lo que siente por ti? ¿Precisas de constantes muestras de cariño, afecto y amor que dejen firme constancia de lo que significas para él o ella? ¿Existen en tu pareja, parcelas de total intimidad y privacidad?
Los celos en la infancia.
Los celos son una parte de nosotros, como seres humanos nos acompañan desde el principio. Surgen ya en la etapa infantil, y suelen darse especialmente cuando llega un nuevo integrante a la familia. Lo podemos observar especialmente con la llegada de algún hermano. En ese momento el niño deja de ser el único, ahora ya hay otro que será igual de guapo, igual de gracioso, igual de listo, igual de maravilloso que lo era él. De pronto hay otro que también tiene eso que él tenía ¿Significa esto que le puede sacar ese lugar que él tenía? ¿Lo van a sustituir? Esto no suele ser fácil, pero si necesario para vivir en sociedad y poder relacionarnos con otros.
Freud ya nos contaba, que entrar en la cultura implica pasar por el trámite de los celos y descubrir la rivalidad. Durante la infancia existe un tiempo en el que somos únicos y realmente necesitamos sentirlo y experimentarlo así, para más tarde toparnos los otros, otros que son diferentes y tienen cualidades y atributos distintos a los propios. ¿Podremos soportar esa diferencia? Algo de lo diferente implica tener y no tener, lograr aceptarlo permite dejar la envidia a un lado y los celos bajo control, impidiendo que perturben tu bienestar y las relaciones con otros.
Escrito por: Rocío Mallo. Psicoterapeuta. Equipo Clínico de Psicoafirma.
Bibliografía
Castilla del pino, C. (2022) Los celos.
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