¿Qué significa el cuerpo que tenemos?, ¿Qué ponemos en él?, ¿Qué manifestamos a través de él?, ¿Qué valor le damos?, ¿Cuántas funciones cumple?, ¿Expresa cosas de nosotros?, ¡Es el lugar en el que depositan el sufrimiento los jóvenes y adolescentes que se autolesionan!
El cuerpo es la estructura física que nos sostiene y que también nos pone en contacto con el mundo y con los otros. Es eso que se muestra. Otro canal a través del cual expresamos y nos comunicamos. Es soporte de dolor y sufrimiento. También el vehículo a través del cual expresar el síntoma, cuando no se logra de otro modo.
Vengo a compartir algo de eso que tan presente tenemos en la clínica actualmente; adolescentes y jóvenes que se autolesionan.
Un cuerpo, necesita otro cuerpo.
Signos, marcas, tatuajes, cortes, agujeros con diferentes formas (piercing, dilataciones…), hematomas, cicatrices, arañazos. Las distintas marcas que aparecen en el cuerpo pueden ser fruto de la violencia, del dolor, del sufrimiento, pero también del amor y del placer. ¿Qué adolescente no ha mostrado orgulloso la huella de un beso prolongado sobre su piel?
Cuando un niño llega al mundo necesitan de otro que toque, acaricie, lo acune, lo cuide y lo alimente. La madre, el padre o quién sea el cuidador responsable; va libidinizando al niño, marcando un recorrido de cuidados y caricias que dejan una serie de vivencias inscritas, las cuales tendrán efectos muy diversos. Es así como el bebé podrá construir su aparato psíquico.
“El bebé necesita una madre que funcione empáticamente y que pueda hacer lo que Bion define como reverie. La realidad humana solo se aprehende por la vía de una actividad sensorial que sirve de selector. El cuerpo es el mediador”
Un cuerpo necesita de otro que medie para procesar las tensiones que no de ser procesadas se tornan insoportables. Sentir, acariciar, acompañar y poner palabras a todo lo que le ocurre al niño para que éste pueda registrar sus procesos internos.

Las marcas en el cuerpo: adolescentes y jóvenes que se autolesionan.
La autolesión
Autolesión, es el acto de dañarse deliberadamente. Habitualmente este tipo daño no pretende el suicidio, sin embargo, es una forma dañina de afrontar el dolor emocional intenso. Las autolesiones son síntomas complejos que pueden ser resultado de múltiples factores. En algunas ocasiones la autolesión puede suponer una sensación de calma momentánea. En otras, el objetivo es lograr “sentir” para rellenar el vacío que perciben en su interior.
Entre las distintas formas de dañar el cuerpo, también se encuentran aquellas como las de consumir grandes cantidades de alcohol y drogas, o mantener relaciones sexuales sin protección.
¿Cómo se si mi hijo/a se autolesiona?
Los adolescentes y jóvenes que se autolesionan, esconden sus marcas y heridas. Esto se debe a la dificultad de poder mostrar o exteriorizar eso que les sucede. Sienten dolor, angustia, vacío, desconcierto, un cúmulo de emociones y sensaciones desmesurado que no logran comprender ni manejar. A menudo, se sienten avergonzados o con remordimientos por eso que llega a convertirse en algo habitual y cotidiano para ellos. Temen las reacciones del entorno, la incomprensión, el miedo, el enfado. ¿Cómo explicar el porqué del daño que me hago si no puedo comprenderlo yo antes?
Detectar un problema…
Es difícil detectar un problema de autolesiones en un adolescente o joven, pero si es posible detectar que algo no va bien. Para esto será importante estar atento o atenta a los cambios que puedan darse en ellos:
- Aislamiento excesivo o repentino. Percibir un cambio en el modo de relacionarse con amigos, familiares o conocidos. Los adolescentes pueden distanciarse de los adultos en algunos momentos de la etapa adolescente porque lo que les toca es unirse más entre iguales. Si se percibe en ellos un aislamiento social llamativo incluso también de los amigos, será señal de que algo sucede.
- Desánimo y pérdida de interés. Desinterés por participar de actividades que antes resultaban placenteras sin que surjan otras nuevas como sustitutas. Desinterés por pasar tiempo con amigos e iguales. Percibir en el adolescente tristeza y desesperanza.
- Tapar el cuerpo. Uso de vestimenta inadecuada en épocas de primavera o verano cuando las temperaturas son agradables o altas y el adolescente viste habitualmente con prendas que cubran el cuerpo y las extremidades. Rechazo de actividades en las que los brazos, piernas o el torso queden al descubierto.
- Descuidar obligaciones. Bajo rendimiento académico, dejadez en tareas u obligaciones de las que tenga que hacerse responsable. Falta de asistencia al colegio o instituto.
- Objetos con los que llevar a cabo la autolesión. Revisar todos aquellos objetos que puedan ser útiles para llevar a cabo la autolesión. Los jóvenes que se autolesionan se vuelven auténticos expertos de la discreción motivo por el que se dificulta el control sobre los objetos con los que puedan autolesionarse. Algunos de los objetos que se utilizan pueden ser: los cuter, las tijeras, las cuchillas de afeitar o rasurar, las cuchillas de los sacapuntas, cualquier tipo de cuchillo o navaja, mecheros, cerillas, etc.
- Cambios constantes de humor. Percibir en el adolescente cambios repentinos o constantes de humor, una marcada irritabilidad, mal humor, apatía.
- Aspecto físico descuidado. Descuidar la imagen corporal es siempre un síntoma de que algo en lo interno no va del todo bien.
- Nerviosismo o agitación. Es frecuente percibir en algunos momentos un estado significativo de nerviosismo y agitación del mismo modo que puede aparecer el agotamiento, la falta de energía y la lentitud en sus movimientos.
Factores de riesgo
Lo más habitual es que aparezca en la preadolescencia o más tarde en plena adolescencia. En esta etapa las emociones son volátiles. Los adolescentes se enfrentan a la irrupción del cambio, a la diferencia entre los iguales, y al conflicto y distanciamiento de los padres. Los problemas de salud mental, los trastornos graves, el abuso de alcohol o drogas son algunos de los factores principales en esta problemática.
¿Cómo actuar?
Descubrir que tu hijo/a se autolesiona supone un gran impacto emocional. Surgen distintas emociones y sentimientos que se amontonan generando angustia. Aparece la conmoción, la culpa, el miedo. Resulta complicado comprender que está ocurriendo. Surgen interrogantes como: ¿Desde cuándo? ¿Con qué motivo? ¿En qué momento lo hace?
Lo habitual es hacerse estas y muchas otras preguntas y hacérselas al adolescente esperando una respuesta que calme y haga comprensible lo terrible del hecho, pero esto no resulta sencillo. El adolescente que tienes en frente probablemente comprende lo mismo o menos que tú, también siente miedo y angustia. Ser descubierto en esto, supone para el adolescente atravesar vergüenza, tener que destapar algo de lo íntimo que no sabe cómo transmitir. Cuando los padres de éste están al tanto de la situación les implica un sufrimiento del que el adolescente se siente responsable. ¡Esto que me hago por algo que me pasa, hace sufrir a mis padres, yo soy el responsable!
Lo importante.
Será importante tener esto en cuenta para lograr mantener la cama y poder actuar tomando decisiones. Es necesario poder colocarse en un lugar de escucha activa desde el que poder atender a las necesidades del adolescente. No juzgar el hecho en cuestión ni al adolescente que encuentra en él una vía de escape frente al sufrimiento que experimenta. Ser respetuoso y acompañar al adolescente en la búsqueda de respuestas.
Cualquier adulto, una madre o un padre, pueden sentir la responsabilidad de tener que saber qué hacer, como explicar y solucionar eso que sucede. No obstante, lo más frecuente es que no sepan. Mostrar que esto ocurre, en algunas circunstancias ayuda al adolescente a comprender que no siempre se tienen respuestas a todo y que es posible buscarlas. Libera de responsabilidad y alienta a la búsqueda de respuestas.
Mantener la calma, no reaccionar con ira o enfado, no restar valor a la gravedad de lo que ocurre señalando que “haces esto para llamar la atención”. Mostrarse disponible y receptivo, ¿Cómo puedo ayudarte?
Pueden darse complicaciones.
Inevitablemente las autolesiones pueden desembocar en una serie de complicaciones que pueden poner la vida del adolescente en peligro. Pueden darse infecciones directamente en las heridas o por compartir el utensilio con el que se genera la lesión. Se provocarán consecuentemente cicatrices permanentes o desfiguración. Todas estas complicaciones empeorarán los sentimientos de vergüenza, culpa y baja autoestima. Puede llegar a ocasionarse una lesión grave posiblemente mortal.
Poder prevenir.
Lograr prevenir la conducta de la autolesión implica a todos los individuos de una misma comunidad. Cada integrante: padres, familiares, médicos, enfermeros, maestros, entrenadores, amigos, deben estar atentos. Identificar a quienes permanezcan en riesgo y ofrecerles ayuda. Alentar las conexiones de lazos sociales, muchos adolescentes se sientes solos y desconectados. Crear conciencia, aprender a reconocer las advertencias. Mediar en la influencia de los medios de comunicación, enseñar a los niños a tener pensamiento crítico. Alentar a los padres a buscar ayuda.
¿Qué ocurre en el cuerpo y por qué ocurre en el cuerpo?
El cuerpo y la cultura
En la historia de la cultura de la humanidad se encuentran los más variados ejemplos de cómo el cuerpo ha sido un lugar en el que imprimir marcas de diversas formas. Orificios de los que colgar argollas de todo tipo, pinturas o tatuajes en el rostro o en el cuerpo, mutilaciones…
El cuerpo ha sido escaparate de la identidad personal y social. Creamos una imagen de nosotros mismos para explicar quién somos y qué lugar ocupamos en la sociedad.
Actualmente el cuerpo adolescente es protagonista de mucho de lo que le acontece. Sobre él se manifiesta el síntoma de una forma cada vez más pronunciada: bulimia, anorexia, obesidad, uso de drogas que modifican el estado de la estimulación física, el suicidio, los cortes.
Durante décadas, en distintas tribus y sociedades, el crecimiento comandado por el cambio físico marcaba determinados ritos de iniciación a través de los cuales se oficializaba el pasaje de la infancia a la vida adulta. Se le otorgaba al niño la identidad de adulto, que le dotaba de ciertos derechos y le exigía una serie de obligaciones dentro de la comunidad.
¿Qué sucede actualmente con la aceleración de los cambios culturales que vivimos? ¿Cómo afectan éstos a nuestros adolescentes? ¿Es necesario redefinir la adolescencia?
El tatuaje: el arte bajo la piel.
El tatau.
El tatuaje debe su nombre al tatau polinesio que la tripulación europea del capitán Cook descubrió en el siglo XVIII. James Cook fue un navegante y explorador inglés, quién después de su primer viaja a través del Pacífico descubrió como las gentes de Tahití pintaban su cuerpo con una serie de grabaciones corporales a las que denominaban Tatau. El instrumento que utilizaban para realizar estas grabaciones se llamaba Ta; Tatau significa golpear.
Cook transcribió a su inglés natal esta repetición fonética como tattow y es de aquí de dónde nade la palabra tatuaje.
Algunos expertos en arte y ritual contemporáneo interpretan el tatuaje como una forma de resistencia a la cultura de mercado. Ésta es una práctica artesanal que no se puede reproducir masivamente. Es una forma de expresión que tiene la capacidad de enfurecer a aquellos de la sociedad más convencional, como los graffitis en la calle.
Escenario de comunicación.
De esto comprendemos la modificación del cuerpo como protesta o resistencia social o el aspecto como propuesta estética. Las diferentes formas de manipulación del cuerpo son escenario de una comunicación no verbal de la imagen que se desea producir en el otro.
La imagen estética, es el medio a través del cual los adolescentes buscan distinguirse y hacerse visibles a los otros. Como si buscasen arman su propia marca. Quieren ser mirados para aliviar la angustia que supone el crecer (con las pérdidas que eso supone).
“Las marcas en el cuerpo, en especial los tatuajes, portan permanencia y reaseguran un aspecto narcisista a partir de una fantasía de congelamiento del tiempo. En el tatuaje no hay devenir ni transformaciones. Esta fijeza no sólo crea una ilusión de inmortalidad, sino que es vivida como una verdadera barrera que detiene el tiempo con la consiguiente eliminación del fantasma de muerte” (Ona sujoy).
La sociedad sufre.
Vivimos en la era de la tecnología, una cultura en la que la materialidad se desvanece y en la que los tatuajes pueden encarnar la necesidad de permanencia o apropiación del propio cuerpo.
Los adolescentes actúan cada vez más a la vez que hablan menos. Percibimos en ellos y en esta problemática una de las señales más dolorosas del sufrimiento social. Adolescentes que se hieren o agreden a otros son representación del estado de la sociedad. Tenemos adolescentes que no quieren ser escuchados o que no tienen nada que decir y adultos que hablan cada vez más y hacen cada vez menos.
Los profesionales de la salud mental tenemos la tarea de generar enlaces entre adolescentes y adultos. Utilizamos la herramienta de la escucha con la intención de comprender y traducir eso que trae el síntoma y que genera sufrimiento. Pretendemos operar a favor de la evolución de los sujetos y con ello de la sociedad.
Una performance.
El cuerpo ha pasado de ser una realidad inalterable que obligue al sujeto a aceptar esa forma que posee; a ser algo maleable a disposición de quién desea moldearlo. Ésta era una idea impensable años atrás. El adolescente necesita adueñarse de su cuerpo deconstruyendo lo recibido por herencia para poder reconstruirse personalizándose a sí mismo. La ciencia permite convertir el cuerpo en un campo de exploración de cirujanos que lo transformarán en una carta de presentación que torna en múltiples identidades afines a sus estados de ánimo, la moda, lo ideológico, etc.
Branding, burning, cutting, peeling, lifting, decoloraciones, pigmentaciones de pelo o de la piel. Vestimentas grunge, punk, rockers. “Todo cuento sea necesario para fabricar un yo que afiance su consistencia, aunque se deshilache a cada paso” (Sánchez, T.)
¿Hacia dónde nos dirige la ciencia? ¿Todo cuánto la medicina logra es beneficioso para la salud de la humanidad? ¿Qué suponen los avances científicos para el psiquismo humano? ¿Qué mensaje nos deja la investigación científica? ¿Se puede todo?
Acude a un profesional de la salud mental.
Si detectas algunos de estos signos o síntomas descritos, no dudes en contactar con un adulto de referencia o un profesional de la salud mental. El sufrimiento psíquico no es una llamada de atención, es un sentimiento real que puede poner en peligro de vida o muerte a quién lo padece. En el equipo clínico de Psicoafirma disponemos de profesionales con la experiencia clínica precisa para atender este tipo de necesidades.
Escrito por: Rocío Mallo. Psicoterapeuta. Equipo Clínico Psicoafirma.
Bibliografía.
Janin, B. y Kahansky, E. (2009) “Marcas en el cuerpo de niños y adolescentes” Noveduc.
Sánchez, T. (2008) “Tendencias y dolencias psicológicas del siglo XXI: los vórtices postmodernos” Universidad Pontificia de Salamanca.
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