¡Hablemos de cuentos infantiles!

¿Lees cuentos a tus hijos? ¿Lo piden expresamente? ¿Por qué no se cansa del pedir el mismo cuento una y otra vez? ¿Cuál es el mejor cuento para un niño? ¿Cómo decidir qué cuento leerle?

Los cuentos infantiles son parte de la literatura universal y por tanto de la cultura. Como sujetos que somos formamos parte de una sociedad la cual a su vez es producto de la cultura. Sujeto, sociedad y cultura son conceptos relacionados entre sí hasta el punto en que la cultura es aquello que permite al sujeto formar un pensamiento crítico.

Los cuentos infantiles tienen la capacidad de estructurar. Son una fuente de ideas que presentan el mundo al niño tal y como es; con lo satisfactorio y lo insatisfactorio, con sus ventajas y sus desventajas. Permiten la expresión, abren paso al poder nombrar, guían la comprensión, facilitan la elaboración, estimulan la imaginación y la capacidad de fantasear favoreciendo la reflexión.

Brindan a sus lectores y oyentes, recursos para hacer frente a interrogantes y conflictos universales que están presentes en el ser humano desde etapas infantiles.  ¿Cómo es el mundo? ¿Cómo debo vivirlo yo? ¿Cuál es mi papel en él? ¿Quién soy yo? ¿Qué significa esto que siento?

La magia y la fantasía de los cuentos de hadas.

¿Qué contienen los cuentos de hadas?

Muestran desde el espacio seguro de la fantasía y la magia que la vida a veces también es cruel e injusta a la vez que amable y esperanzadora. Que en la vida existen tanto el amor como el odio, la vida como la muerte, la paz y la perturbación. Son un recurso privilegiado que ofrecen la posibilidad de tramitar los problemas existenciales de la vida.

A través de los personajes de los cuentos infantiles logran simbolizarse experiencias difíciles y dolorosas como el abandono, la rivalidad fraterna, los sentimientos ambivalentes hacia padres, la pubertad, etc. todo un conjunto de experiencias complejas para la mente infantil, pero que gracias al escenario que ofrece la magia y la fantasía de cuentos de hadas pueden abordarse. Favorecen y facilitan la elaboración de sentimientos penosos.

Tratan temáticas universales…

La separación el fracaso, la sexualidad, la rivalidad, la muerte, el amor el odio, el miedo, la culpa, la envidia, los celos. Enseñan a enfrentar la realidad dolorosa pero también muestran que se cumplen sueños de conquista, de amor, de derrota del enemigo, etc. que favorecen sentimientos de tranquilidad, seguridad y esperanza. Dan paso a la posibilidad de alcanzar eso mismo en su propia existencia.

En los cuentos de hadas todo es posible y sus personajes siempre “fueron felices y comieron perdices”.

No es el cuento el que asusta o angustia, si no los conflictos a los que el niño se enfrenta desde que nace y que se suceden a lo largo de toda la vida.

“Es un niño, no se entera”

Es frecuente, escuchar esta frase a adultos que hablan de situaciones familiares complicadas que comprometen los afectos y de las que excluyen a los niños como si de éstos careciesen. Dejándolos a la suerte de la incertidumbre sobre eso que si perciben y sienten realmente de la situación que les envuelve.

 ¿No tener palabras para expresar algo significa que no existe la posibilidad de sentirlo? ¿Cuántas veces un adulto no tiene palabras para expresar eso que le ocurre y además lo angustia? Entonces, ¿por qué dar por hecho que es así en un niño?

A través de los cuentos infantiles se hace posible el poder abordar emociones y sentimientos que si experimentan los niños desde sus etapas más primitivas. Es importante poder señalar la diferencia entre la capacidad cognitiva que compromete el pensar y el expresarse, de la capacidad de experimentar afectos y sensaciones.

Un niño puede no disponer de la capacidad de poner palabras a aquello que siente, pero sí percatarse de que algo siente. Los niños reconocen lo que les es placentero y lo que no, lo que les proporciona seguridad y lo que no. Son capaces de percibir el frío, el hambre, lo agradable de las caricias, lo desagradable de llevar la ropa mojada o el pañal sucio. Saben que con mamá y papá están a salvo, que no se van a ir y que si pasa algo ellos se encargarán de protegerlos. Del mismo modo, se asustan si éstos no están o si lo desagradable de lo que acontece se perpetúa en el tiempo.

Hablemos de cuentos infantiles

El animismo.

El animismo; tan característico de los niños.

Jean Piaget, Psicólogo, Epistemólogo y Biólogo Suizo, afirmó que el pensamiento del niño sigue siendo animista hasta la pubertad. El concepto animismo proviene del latín “anima” que significa, alma. Éste es un concepto que engloba diversas creencias, no obstante, la idea principal del pensamiento animista es la de atribuir aquellas cualidades propias de un ser vivo a todo tipo de objetos inanimados o a cualquier elemento del mundo natural (rocas, ríos, viento, etc.). Atribuirles un “alma”.

Es fácil reconocer en un niño el momento en el que pega o riñe a la pata de la mesa porque se ha lastimado con ella; acaricia o mima a un peluche comprendiendo que proporciona la misma sensación placentera que experimenta cuando los mimos y cuidados le son dados a él. Creen realmente que los objetos y elementos a los que atribuyen todas esas capacidades entienden y sienten junto a él.

El pensamiento abstracto

Las explicaciones veraces o científicas resultan incomprensibles para un niño, puesto que carecen del pensamiento abstracto necesario para comprender el sentido que tienen. Muchos adultos hablan de cuánto empeño ponen en explicar con “pelos y señales” ciertas cosas a un niño. Creen que cuanto mejor les expliquen algo mejor lo van a comprender y por tanto actuarán en consecuencia cambiando su comportamiento. La sorpresa llega cuando esto no sucede. Todo despliegue de explicaciones realistas abruma al niño haciéndolo sentir intelectualmente derrotado.

Para el niño solo resulta comprensible aquello que trata sobre lo que ya conoce y que además implica sus preocupaciones emocionales. No comprenderá nada que suponga nuevas incertidumbres puesto que necesita tiempo para que el pensamiento alcance la madurez intelectual precisa. Mientras, podrá experimentar el mundo, únicamente de un modo subjetivo.

Lo que no alcanzan a comprender, lo resuelve la fantasía.

En la mente de un niño se almacenan multitud de impresiones las cuales permanecen mezcladas y solo parcialmente integradas. Se trata de aspectos de la realidad registrados de la experiencia, mezclados con elementos dominados por la fantasía. La falta de madurez del pensamiento y la carencia de conocimiento dejan grandes interrogantes y contradicciones que solo la fantasía puede resolver.

Los niños confunden las cosas en su mente de forma que les resulta imposible ordenarlas. La fantasía es el vehículo que conduce cada una de esas impresiones mientras se espera el tiempo de la madurez intelectual.

Es importante destacar que existe un método que dirige al niño entre fantasía y realidad, es por este motivo por el que los cuentos de hadas hablan de situaciones y circunstancias reales de la vida, tanto placenteras como dolorosas.

¡No importa la edad de niños o adultos, los cuentos solo serán convincentes cuando algo de su historia este de acuerdo con los principios subyacentes a los procesos del pensamiento propio!

Hablemos de ceuntos infantiles

¡Los cuentos infantiles favorecen el crecimiento interno de los niños!

Las imágenes y proyecciones que favorecen los cuentos infantiles a los niños brindan la sensación de seguridad necesaria para poder experimentar el mundo. Un lugar situado en un espacio ilimitado que sería experimentado como solitario y frío de no , ser contenido por el seno familiar.

Cuando un niño es bebé necesita de otro adulto que cuide y provea, cuando ese bebé es niño, la magia y la fantasía cumplen su parte como función protectora ofreciendo seguridad. Si esta seguridad sostenida en la fantasía se experimenta durante un período suficientemente largo, el niño puede desarrollar un sentimiento de confianza en la vida que también le permitirá confiar en sí mismo. Este sentimiento será el que le va a permitir enfrentarse y resolver dificultades de la vida.

Metabolizar y comprender. Desde el lugar seguro.

Es importante tener en cuenta que junto al cuento infantil siempre hay un adulto que lee, alguien con quien también es posible el diálogo.

La puesta en escena de deseos, de la bondad, la maldad, la envidia, la rabia, el amor, lo prohibido la transgresión, los conflictos, lo que amenaza, etc. Son sensaciones que el niño siente por dentro y que en el cuento se ven desde fuera como espectador, pueden vivirse a través del protagonista desde un lugar seguro; “mi habitación con mamá”.

Ordenar los procesos internos

Para poder ordenar los procesos internos es necesario poder externalizarlos. Los cuentos permiten algo de esto cuando hacen posible reconocer en sus personajes eso que también les sucede por dentro. Pueden ordenar los diferentes afectos situándolos en distintos personajes, lo destructivo en uno, lo deseado en otro, identificarse con otro dependiendo de las necesidades emocionales del momento.

Logrando una manera de establecer un orden de lo que puede resultar contradictorio. La bruja malvada, el lobo feroz, el anciano sabio, etc.

“Había una vez…” “En un mundo muy lejano” “Hace más de mil años”

No es menor la importancia con la que se inician los relatos de los cuentos de hadas. Frases sencillas sin detalles sustanciales más que aquel que marca deliberadamente la diferencia entre el mundo real y aquel en el que acontece la historia que comienza.

Algo de lo que sucede en esos tiempos tan remotos permite al niño comprender eso también le ocurre a él.

¿Por qué a algunos niños les gustan tanto las historias de miedo o los monstruos?

Generan sensación de atrevimiento y valentía, acentúan la excitación y la emoción dado el riesgo continuo del protagonista, con la tranquilidad de que siempre se sale victorioso. En los cuentos se halla la satisfacción final del éxito. Salir ileso de lo temible. Dejando un mensaje final de que es posible atravesar eso que inquieta.

¿Qué cuentos debo dar a mi hijo?

No existe un cuento perfecto o específico para todos los niños en una edad específica. Pudiendo atender a las recomendaciones de edad estimadas, cada niño reconoce el cuento que necesita en el momento precio. Sabe cuantas veces quiere que se le lea el mismo cuento, identifica cuando es hora de cambiar de cuento y por tanto pasar a otro interrogante que responder. Es el niño quien revela con la fuerza del sentimiento que muestra lo que un cuento evoca en su consciente e inconsciente.

Cada historia reúne distintos significados de modo que para cada niño será más o menos importante un cuento u otro dependiendo de la edad, el estadio de desarrollo psicológico en el que se encuentre y de cuales sean sus conflictos más significativos en ese preciso momento.

Tampoco será necesario que la edad y el sexo del protagonista de la historia coincidan con los del lector/oyente, estos son relevantes para niños y adolescentes por igual puesto que de lo que tratan es de problemáticas humanas cruciales.

En cuanto al adulto…

Seleccionara aquel cuento que en su propia infancia haya sido más significativo para él y será el niño quién posteriormente discrimine si atañe o no a sus motivos actuales. De modo que hará explicito el deseo de que le cuenten un cuento diferente la próxima noche. Hará manifiesto su deseo por aquel cuento que, si le genere un verdadero entusiasmo, será ese que pida una y otra vez.

Los niños no necesitan de explicaciones que hagan aterrizar la razón de por qué tal o cual cuento les genera tanto interés.

Resulta desagradable interpretar los pensamientos inconscientes de una persona ya que eso significa hacer consciente aquello que ésta desea mantener en el preconsciente, especialmente cuando se trata de un niño.

Para un niño es importante disfrutar de la sensación de que sus padres comparten sus emociones, esas que suscita el cuento. Pero también necesitan sostener la sensación de que éstos no conocen el contenido de sus pensamientos internos hasta el momento en el que el niño decide revelarlo.

Necesitan de esa sensación de tener algo privado y secreto y necesitan de la libertad de decidir cuándo compartirlo con los progenitores.

Explicar lo fascinante de un cuento de hadas a un niño es destruir el encanto de la historia y por tanto el potencial que contiene.

¡Ser capaz de!

Los niños necesitan sentir que ellos, sin ayuda han podido enfrentar de un modo satisfactorio la dificultad que entrañaba la historia. Será fácil reconocer para muchos adultos algo de esto que señalo; es frecuente escuchar en consulta lo difícil que ha sido dar el paso de pedir cita, acudir al psicólogo, puesto que “Siempre he resuelto todos mis problemas” “He pasado por muchas situaciones difíciles”.

Necesitamos comprender y resolver nuestros propios problemas personales sin ayuda alguna ya que eso proporciona seguridad en uno mismos.

De la infancia a la niñez.

Hay un momento en el que el niño comienza a estar preparado para afrontar el mundo más allá del circulo familiar. Es el momento en el los padres dejan de ser único sostén físico y psíquico y el niño ya puede obtener satisfacción emocional de personas ajenas a lo familiar. Ha aumentado su capacidad para enfrentarse a los problemas que se le presentan y comienza a relacionarse con más personas y aspectos más generales del mundo.

Surge la decepción al reconocer las “limitaciones” de los progenitores y enfrentan nuevas dificultades de forma más independiente para lo que todavía necesita de las satisfacciones que le proporciona la fantasía. Es una suerte de compañera que ayudará a transitar entre lo familiar y lo extrafamiliar.

¡Los cuentos de hadas son obras de arte!

Bruno Bettelheim, enfatiza de los cuentos de hadas su cualidad literaria como obras de arte, en dónde como tal, el significado más profundo será diferente para cada persona o para la misma en distintos momentos de su vida. Las asociaciones que un relato provoca en la mente de quién lo escucha dependerá de su marco subjetivo de referencia y de las preocupaciones circundantes.

Ideas clave del texto:

  • Los cuentos de hadas ayudan a los niños a lograr una conciencia más madura.
  • Sugieren al niño que experiencias precisa para desarrollar su carácter.
  • Llevan al niño a descubrir su identidad.
  • Adentran al niño en la cultura.
  • Permiten la expresión, dando paso al poder nombrar.
  • Guían la comprensión, facilitan la elaboración.
  • Estimulan la imaginación y la capacidad de fantasear favoreciendo la reflexión.
  • Brindan recursos para hacer frente a interrogantes y conflictos universales.
  • Ordenan emociones, sensaciones y afectos.
  • Alientan el desarrollo de la personalidad.
  • Son una puerta de entrada a la lectoescritura.
  • Favorecen la creatividad.
  • Acompañan a la hora de dormir.
  • Permiten comprender la realidad del mundo que habitan.

 

¿Qué cuento de hadas recuerdas más significativo? ¿Conoces el significado que contiene? ¿Cuál es significativo en este momento para tu hijo? ¿Reconoces en las fantasías de tus hijos algo de las tuyas en tu infancia?

 

Escrito por: Rocío Mallo. Psicoterapeuta. Equipo Clínico Psicoafirma.

 

Bibliografía

Bettelheim, B. (1975). “Psicoanálisis de los cuentos de hadas”

Knobel, J. (2020). “Ideas para padres en apuros. Cómo ayudar a tus hijos”

 

 

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