La sociedad cambia a pasos agigantados y esto deja huellas en sus ciudadanos. Niños, adolescentes y adultos que expresan actualmente de modos diversos, esas huellas que los marcan. No solo son distintas generaciones, con los cambios generacionales pertinentes. Se vivencian cambios que trascienden a lo generacional, la ciencia y la tecnología lo están transformando todo a la velocidad de la luz. ¿Qué está cambiando? ¿Cuáles son los efectos de los cambios? ¿Implican consecuencias? ¿A quién repercute más? Se exponen en este artículo algunas reflexiones al respecto de lo que acontece en lo escolar a alumnos y profesores en una era atravesada por la tecnología.
Los adolescentes de nuestra época.
Niños y adolescentes son los grandes damnificados de la era actual. Lo dicen los datos de salud mental. El sufrimiento y la desesperanza de los jóvenes de hoy en día hablan por sí solos. Niños y adolescentes inatentos, inquietos, hiperactivos, desadaptados, violentos, agresivos, hipersexualizados, deprimidos, profundamente deprimidos. Las generaciones actuales nada tienen que ver con las de otras épocas, éstas parecen estar abocadas al fracaso o lo que es peor, parecen no tener futuro alguno. Los profesionales de la salud mental nos preguntamos acerca de todo esto; ¿Qué ocurre? ¿Porqué ahora? ¿Porqué de este modo?
Es en la escuela en dónde comienzan a desplegarse y a percibirse estas cuestiones. ¿Dónde si no? La escuela es ese primer contacto con la sociedad, con los otros que están fuera de lo familiar. Es la primera salida al mundo y es ahí en donde las cosas han dejado de funcionar.
Eso de la escuela ¿Qué significaba?
La escuela representaba un saber, estaba dotada de un valor indiscutible y era transmisora de la cultura. Permitía (ser) algo distinto a lo previo, algo nuevo.
Actualmente, a la escuela o al instituto ya no se va a aprender. La institución educativa, ha perdido su valor de institución y ha dejado de ser proveedora de conocimiento porque todo está en la red. Accesible para todo el mundo, información de todo tipo, tutoriales para cualquier cosa, a cualquier hora, justo en el instante en el que se necesita. ¡Ya no parece ser necesario aprender para luego saber! En la escuela o en el instituto, los que enseñan han perdido su lugar de maestros porque ahora el gran maestro es otro.
Ser maestro.
Un maestro es alguien que enseña, alguien que transmite todo cuanto su saber y su experiencia le han brindado. La pericia le permite poder enseñar a otros transmitiendo su conocimiento. El maestro es alguien que además acompaña, que advierte y que guía a la par que enseña. Un maestro es alguien que brinda todo su conocimiento a la instrucción de su aprendiz. Éstos eran quienes, a través de la escuela, enseñaban transmitiendo su saber a las generaciones que llegaban año tras año. Era posible transmitir el valor de la cultura. Los maestros eran una parte imprescindible de la institución de la escuela, en ella ocupaban un lugar de relevancia que era respetado y no se cuestionaba*
De este modo los maestros y la escuela eran una herramienta indiscutible para la vida. “Estudia para conocer, para saber, entender y desenvolverte” “Estudia para poder ser alguien en la vida.” La escuela dotaba de identidad, prometía y permitía a sus alumnos la posibilidad de un futuro. Ejercía una función que regulaba posibilitando el tránsito a la vida adulta.
¡El sistema ya no funciona!
En la actualidad, muchos jóvenes se encuentras desprovistos de todo esto que se viene mencionando. Ni deseos propios, ni aspiraciones, ni maestros que instruyan, ni una institución que cuide y acompañe. La escuela ha dejado de ser un segundo hogar en el que los profesores saben lo que les conviene a los alumnos y en el que los alumnos puedan tomar la palabra del profesor como guía del que sabe y enseña.
“No necesito atender, me pongo un tutorial en casa y me lo explican mejor” “Lo que hace es leer las diapositivas” “Si no lo entiendo, lo busco en internet” “No se para que vamos a clase, sería mejor dormir y por la tarde estudio” “No tiene ni idea… no sabe explicar…” “No entiendo para que está, no sirve de nada (refiriéndose al profesor)” “Con las matemáticas me tendré que esforzar, porque si son útiles para la vida, pero la música o valores ¿de qué me sirven?”
Éstas son algunas de las frases que traen consigo los adolescentes de hoy en día. El profesor, lejos de ser maestro ha perdido todo su valor. Ya no es útil. Al parecer muchas materias tampoco lo son. Ahora todo se mide en términos de utilidad y productividad. Nada más importa.
Profesores desprovistos de sus funciones.
La relación entre alumnos y profesores se complejiza hasta el punto en el que apenas existe lazo que los conecte. Pareciera que no existe relación entre ellos. Profesores y alumnos están desmotivados y desencantados, perdidos en sus funciones. Ni ganas de enseñar ni ganas de aprender ¿Para qué? Si todo está en la red. Pareciera que aquello que organizaba y sostenía en armonía a la escuela, el maestro y el alumno ha quebrado causando un gran caos en el que muchos parecen naufragar. Algo ya no funciona, el sistema ha quedado obsoleto al mas puro estilo de la obsolescencia programada. ¡Qué paradójico! Pareciera que el saber se ha transformado en una mercancía…
Si la información está la red y el profesor queda desprovisto del saber ¿Éste qué podría brindar a sus alumnos?
Recalcati o Lutereau, son algunos de los diversos autores que vienen pensando en estos fenómenos de la actualidad. Se cuestionan sobre la estructura que sostenía a la escuela y la enseñanza. Era una estructura organizada de tal forma que permitía el éxito del aprendizaje de cara a una vida adulta autónoma e independiente. Plantean la necesidad de indagar sobre una nueva forma de enseñar y se interrogan acerca de la posibilidad de devolverle a la escuela su valor.
El saber implica un fuerte componente emocional.
La escuela no sólo enseña un saber y transmite una cultura, también forma parte del tránsito a la vida adulta, del crecimiento psíquico y emocional de los niños y adolescentes que pasan por ella. Tras la primaria y con el inicio de la secundaria irrumpe la adolescencia, ésta es una etapa en la que muchos alumnos cambian. Algunos que previamente eran muy buenos estudiantes, de pronto dejan de serlo. Otros continúan alcanzando buenos resultados, pero se vuelven más rebeldes, o quizás con un carácter difícil o poco agradable para los padres. “Todo va muy bien, pero tienen un carácter… Eso sí, fuera de casa, es todo amabilidad” Es la etapa en la que los padres no reconocen a sus hijos, sus niños, previamente adorados ahora son distintos.
Es importante recordar que el saber no es simplemente un acto cognitivo que responde a una serie de habilidades como la atención, la memoria, etc. Si no que también tiene un componente emocional muy importante y potente, al punto en que facilita o bloquea las capacidades de las que se disponga. De modo que si se perciben cambios académicos relevantes será preciso poder preguntarse acerca de que puede estar sucediendo a nivel emocional ¿Será que algo de lo evolutivo se ha complicado? ¿Dónde queda lo evolutivo (genuinamente humano) si se aprende de la tecnología?
Apropiarse del saber a través del profesor que se vuelve referente.
Algunos jóvenes encuentran a profesores que se vuelven referentes. Sucede cuando se puede dar un vínculo estrecho con algún docente y éste despierta, en ese vínculo, un saber del que el alumno puede apropiarse. De pronto algo le interesa, surge un interés propio. En este escenario, el profesor adquiere un lugar de relevancia para el alumno y ahora el saber ocupa también un lugar distinto al que ocupaba en la infancia. Ahora el saber nada tiene que ver con las figuras paternas.
Tener un futuro mejor, o simplemente tener un futuro.
Cuando los chicos acceden a la educación secundaria, las cosas se complican. Para entonces ya habrá irrumpido la pubertad, lo académico adquiere mayor complejidad y requiere de más esfuerzo. Se acerca el momento de decidir, ¿Qué quiero ser? ¿A qué me quiero dedicar? ¿Qué me gusta? ¡Para toda la vida! ¡Tendré que vivir de ello!
Algunos jóvenes identifican algo que les gusta, otros no tienen ni idea. Deben escoger bien, porque se dedicarán toda la vida a ello, pareciera que es una decisión que lo va a determinar todo, como si ya no hubiese opción de repensar, de cambiar o como si la formación y las profesiones no pudieran ir tomando diversos caminos. La presión y la angustia es real, porque además en la era actual se deja poco espacio para lo vocacional.
¡De ti depende, tú verás!
Hoy en día todo se mide en productividad y rendimiento. Será preciso escoger algo que se traduzca en un ingreso económico alto, estable y prácticamente asegurado. ¿Qué adolescente puede descubrir lo que le gusta bajo tanta presión? No queda espacio para la incertidumbre, no es posible dudar. ¿Existe algo menos realista en el mundo que el hecho de negar lo incierto?
Los adolescentes necesitan ser acompañados en este tránsito. Necesitan poder plantearse qué les gusta. Necesitan algo más que el simple hecho de que los adultos que les ayuden a valorar si tienen aptitudes para el desempeño de lo que les gusta. Y necesitan poder atender a los motivos inconscientes que les lleva a esa decisión. Distinta será la cuestión que tiene que ver con poder hacer de aquello que les guste una profesión y/o un medio de vida.
¿Ventaja o desventaja en lo vocacional?
Eso de ser lo que uno quiera ser, ya no se estila. El arte, la filosofía, la historia… eso no tiene salida. No importa si te gusta o no, no importa si le suscita interés o le apasiona, lo que importa es la salida.
Identificar una vocación no siempre va a significar haber encontrado un hueco en el mundo laboral. En lo vocacional, se encuentra el motor para poder funcionar pese a las dificultades. Se puede encontrar lo placentero en la puesta en marcha de la tarea y quizás también se pueda encontrar la forma de hacer de ello un medio de vida. Esta es una disyuntiva que coarta la elección de muchos jóvenes o que coarta directamente la posibilidad de descubrir lo vocacional. Se escucha a muchos padres aconsejar a sus hijos que escojan algo que les de trabajo, algo que les brinde un futuro, algo que les asegure una estabilidad ¿A caso algo lo asegura hoy por hoy?
Diferente será si un adolescente puede escoger una formación académica orientada a una labor qué si se vea desempeñando en un futuro, sea ésta o no su vocación. Porque entonces, habrán identificado algo propio pudiendo escogerlo por sí mismo. Será algo qué sin ser vocacional, sí será una elección propia.
Atendiendo al deseo paterno.
En el recorrido de la infancia y la adolescencia se dan una serie de mecanismos que sitúan al niño en el mundo, entre ellos se encuentra aquel que les dice algo de sí mismos. “Ser buen estudiante” “Portarse bien” “Es muy independiente” “Es muy bueno” Algunas de estas frases son pronunciadas por padres orgullosos y satisfechos. ¿Qué implican estas expresiones? Eso, es algo que solo saben los propios padres ya que eso de portarse bien o ser muy independiente puede ser muy subjetivo.
Una madre en consulta repetía y repetía como su niño no quería quedarse a pasar la noche en la casa actual del padre (tratándose de padres divorciados). Dormir en casa del padre, significa dormir en una casa en la que nunca ha dormido. Hasta el momento este niño sólo había dormido con su madre, en su misma cama. No tenía habitación propia, ni cama propia lo que implica que nunca ha dormido solo. Tampoco parecía preciso y además así esta madre podía atender inmediatamente cualquier cosa que le sucediese al niño. No obstante, la cuestión radica en lo siguiente ¿Cómo puede ir solito un niño a dormir en una casa distinta a aquella en la que se ha nacido si nunca ha tenido la oportunidad de dormir solo en la suya propia?
¡Tus deseos son órdenes para mí!
Durante la infancia los niños responden de forma inconsciente a aquello que los padres (también de forma inconsciente) esperan de ellos. De este modo, satisfaciendo ese deseo de los padres, éstos devuelven a sus hijos una buena imagen de ellos mismos.
En la etapa escolar de primaria los niños adquieren las capacidades de atención y concentración, si todo ha ido como debiera en los primeros años de vida, ahora el niño puede quedarse quieto, atender y aprender, como también quieren y esperan sus padres. Habrá sido preciso superar en los primeros años de vida la angustia de separación habiendo adquirido la capacidad de estar solo.
La rebeldía adolescente.
Posteriormente, la etapa adolescente, implica una gran ruptura con lo previo e implica la gran separación de lo familiar. Ahora cobrarán mayor importancia los pares y será preciso oponerse al deseo de los padres. La llamada rebeldía adolescente. Muchos padres afirman que sus hijos no han pasado por esa rebeldía, pero no son conscientes de las distintas formas de expresión de ésta. No complacer el deseo paterno del éxito académico, también puede ser una forma de rebelarse y diferenciarse. “Es muy bueno, no nos da disgustos, no le gusta salir, ni el alcohol. En lo académico, es un poco vago, le cuesta y no se esfuerza suficiente. En primaria era un niño de notables”
Una vez más es importante aclarar que ningún adolescente es consciente de esto, se trata de procesos inconscientes necesarios para crecer, los cuales implican a lo psíquico y lo emocional. Oponerse o rebelarse significa ser alguien distinto, pudiendo así adoptar una identidad propia.
Ser distinto.
Tener gustos propios, estilo propio, opinión propia, que será a su vez distinta a la de los padres. En la infancia, todo es mucho más parecido a lo que los padres dicen, piensan y quieren, y así debe ser del mismo modo que será preciso que en el momento adolescente esto cambie.
Lograr desatender al deseo paterno para poder dilucidar el propio es algo importante para cualquier joven que atraviese la secundaria. Una etapa en la que toca decidir algo del futuro, al menos el más inmediato en cuanto a formación académica se refiere. Estudiar lo que los padres desean no siempre lleva a buen puerto, salvo que el hijo pueda apropiarse de ese deseo. Si logra hacerlo propio funcionara como motor para enfrentar la dificultad que entrañe. Si simplemente se cumple un mandato ajeno (inconsciente), tarde o temprano va a surgir la insatisfacción.
*Es importante puntualizar que nada tiene esto que ver con lo autoritario de otras épocas, en las que los abusos de poder lastraron a muchas generaciones a las que no se las tenía en cuenta como individuos.
Escrito por: Rocío Mallo. Psicoterapeuta. Equipo Clínico de Psicoafirma.
Bibliografía.
Lutereau, L. (2019) Esos raros adolescentes nuevos.
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